sábado, 9 de agosto de 2014

RETAZOS DE MI NIÑEZ (años 60-70s)









 








 



Cuando era pequeño no había manera de hacerme comer. La Stolina o el Mosegor daban sueño pero mucho apetito.
Mientras el detergente Tú-Tú, la lejía de los Tres Ramos o los jabones Lagarto siempre estaban en el hogar mientras que en la mesa estaba los vinos Viñalar, la gaseosa La Pitusa, la casera o el Agua del Carmen que se daba en los momentos trágicos como una muerte o un disgusto para pasar "el mal trago".
Los chiclés Bazooka estaban siempre en nuestra boca mientras jugábamos con el enorme Volquetón o el tren Payá y, por si nos caíamos y nos hacíamos herida, la escandalosa Mercromina siemre estaba en el botiquín.

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