lunes, 3 de noviembre de 2014

LOS AMORES ETERNOS


Qué extraña sensación posé a los amantes cuando se separan....parece como si el aire que les rodea se volviera espeso y mortífero. Como si los pulmones se negasen a seguir respirando sin la esencia de la piel del otro. Como si el corazón quisiera reventarnos los tímpanos con sus latidos de vacío y ausencia...

Las estaciones de trenes son un claro ejemplo de historias inconclusas que se pierden en el vaivén de los viajeros anónimos que viajan por trabajo, negocios, ocio o disponibilidad. Entre todos ellos hay auténticas historias desgarradoras de amores que se van, de amantes que retornan, de despedidas llenas de dolor y de un "hasta luego" musitado entre la tristeza y el amor.
El tiempo de la separación y la distancia a veces son tan crueles como la vida misma.

Miradas fijas, cara a cara, como tratando de recordar el inolvidable rostro del amante eterno. Nudos en la garganta que lanzan las leves lágrimas a través de las miradas perdidas y un afán extraordinario de decir: No te vayas, por favor.

Pero los trenes existen porque hay trayecto por recorrer, una meta.
Qué importa el dolor, el amor, el vacío o la nostalgia. La vida es una estación de trenes que nos trae y nos lleva donde nosotros queramos por duro que sea el Destino.

Es la angustia de la despedida, el júbilo del reencuentro, la resignación del viajante...

Y entre la multitud, dos personas que se abrazan, que se miran, que se besan....mientras el mundo sigo corriendo como loco sin piedad ni misericordia.
Son los eternos amantes.....

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