miércoles, 11 de octubre de 2017

DESPUÉS DEL AMOR



Hoy quiero pedirte perdón. Un perdón sincero de un corazón que llora tu ausencia.
Pensamos que todo es para siempre, que con un poco de felicidad todo  sale bien....Fuí afortunado de tenerte y tuve la fortuna de saber perderte a tiempo. No podía ser de otro modo. Y mi cabeza y mi corazón se enlazaban en diputas pueriles de quién de los dos tenía razón.
Perdí la confianza y sin ella...qué me queda....
Te pido perdón porque nunca estuvo en mi ser ser cruel contigo, ni dejarte solo sin rumbo, ni abandonarte en una deriva de sentimientos. Perdón por si mis palabras, mis miradas o mis gestos pudieron hacerte mal en algún momento. Por desgracia fue la "acción-reacción" la que me llevaron a abrir las puertas de mi casa para que volases.

Nadie gana batallas sentimentales. Ambos pierden. Y es con el tiempo cuando las ausencias laceran tu piel, cuando los silencios silban en tus oídos y la piel se marchita ante la ausencia de caricias.
Qué difícil es decir adiós cuando aún se quiere. Que doloroso es contemplar como haces las maletas y, en cada una de ellas, te llevas un trozo de mi. Que triste es buscarte entre las sábanas y encontrar vacíos de ti.

A veces, en soledad, sonrío al recordar tu rostro cuando me hacías reir y me doy cuenta de que estoy comiendo solo, en una mesa demasiado grande, cara al televisor casi sin voz. Y solo quiero llorar. Soy incapaz de terminar el plato. Me araña tu ausencia.

Los armarios aún huelen a ti. Es como si nunca te hubieras ido y, en cambio, no estás.
A veces me llamas y finges estar bien para no preocuparme. Intento hacerte reír para que no te des cuenta de mis lágrimas y me ahogo en aparentar lo que no siento.
Sé que un "vuelve conmigo" es un gran error, un segundo de locura, una equivocación que nos devuelve al principio del final. Y disimulo, finjo haber superado lo que nunca superaré. Te deseo lo mejor sabiendo que esa felicidad nunca será conmigo y, sin en cambio, lo digo de corazón.

Hemos luchado tanto hasta aquí que ahora parece una cruel burla del Destino que nos veamos separados.

A veces entro en casa y exclamo "Ya estoy aquí" olvidando que de que ya no estás. Me despierto por las noches y solo oigo los latidos de mi maldito corazón nombrándote. No vale la pena cocinar si no me susurras al oído lo rico que huele y todos los productos frescos han sido sustituidos por botes. Hasta pereza me da abrirlos.

Y cuando hablamos por teléfono, a través de mensajes de voz, reconozco que no podría hablar directamente contigo porque notarias el temblor en mis labios, la fragilidad de mi voz y el titubeo de querer decirte lo que no puedo decir.
Cuando terminamos de hablar me pregunto cómo hemos ido a parar hasta aquí, como hemos puesto esta distancia que, en vez de separarnos, nos une mucho más pero nos alejamos porque nos produce mal...
Quizá la vida sea eso. Un cuento de hadas que habla de distancias, lejanías, reproches, perdones y lo siento.

Perdón si te lastimé. Perdón si te hice daño. Perdón si no fui quien tú esperabas. Perdón si no te puedo olvidar. Perdón por no dejarte terminar de marchar. De corazón, te pido perdón.

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