domingo, 16 de junio de 2019

LAS FLORES QUE CULTIVASTE SOBRE EL RAYO EN LA TORMENTA



Tú fuiste el rayo en la tormenta de mi vida. Ese rayo destructor, ensordecedor y luminoso que ciega, asusta y asume en el caos. Un rayo no exento de esa belleza salvaje que asusta y atrae por partes iguales. Un rayo mortífero sobre el que cultivaste las más bellas flores con el paso del tiempo.

Y como cualquier otro fenómeno atmosférico, trajiste el caos acompañado de ruido, vendavales, destrucción y miedo. Pero hasta en las tormentas hay belleza. La calma después de lluvia, el olor a tierra mojada, la humedad que embelesa con su abanico de olores y sensaciones, el aire fresco de la calma.

Tras la confusión llega el orden. En un momento puedes tasar los daños, el número de bajas y la gravedad de las heridad. Pero sólo el tiempo te hace balance de lo bueno y lo malo si, bien es cierto, que la memoria se suele quedar con los buenos momentos en detrimento de los malos.

Es el "ya pasó la tormenta, ahora queda el aire puro y fresco".

Y aunque muy pocos lo lleguen a entender, ese jardín que lograste cultivar sobre el rayo, me ha sobrecogido. La siembra ha dado sus frutos en forma de eterna amistad porque, amigo mío, lo que no puedes conseguir como pareja puede que lo consigas en la amistad. Y tú me has demostrado que ese amor que nunca nos faltó sigue latente en forma de cariño, atenciones y cuidados.

Qué extraño es darse cuenta que somos una misma persona pero que somos incapaces de estar juntos. Esa "X" de la ecuación que nos faltaba era la Distancia. Una "X" muy amarga que sólo un rayo puede unir a través de los kilómetros que nos separa.

Te quiero y te querré siempre. Tú también lo harás. Lo sé. Me lo demuestras día a día...pero la tierra que hay de por medio sólo nos deja cultivar rosas.


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