martes, 13 de agosto de 2019

EL DÍA QUE YO MUERA.


El día que yo muera quiero dejar un gran vacío de sonrisas y besos en los corazones. El día que deje de respirar quiero que la gente una sus manos y susurren que ha pasado un ángel por sus vidas.

Sólo aspiro a dejar una tenue huella de alguien que intentó ser buena persona, con sus locuras y sus fallos atroces. Una persona que jamás quiso hacer llorar a nadie, que quiso que el Mundo fuera justo y que trató de hacer de su vida una obra de arte.

Quisiera ser alguien que, al final de su vida, ayudó a ser feliz, a facilitar este valle de lágrimas a un semejante y, sobretodo, espero morir sin haber hecho daño explícito a nadie.

Mi mejor despedida sería haber enseñado a las personas a sonreír desde el interior del corazón, sin falsedades, siendo auténticas. Demostrándoles que llorar no es una debilidad, es ser humano. Que el desistir de un empeño no es fracasar, es reconocer hasta dónde puedes llegar sin herirte. Quisiera haber enseñado que odiar es algo lógico pero que se puede cambiar por un simple desprecio o un "dar la espalda" a un insulto.

No he sido un ángel. Nunca lo pretendí. Lo que soy, lo que fui y lo que seré se lo debo a mis padres y a la educación que supieron darme a costa de no tener casi nada para sostenernos.

Seguro que he sido muchas veces criticado y con razón...pero nadie andó con los zapatos que yo llevaba y con esa cruz que enmascaraba con chistes, risas y un velo de humildad.

Me llevo todos los besos gratuitos que he ido repartiendo a hombres y mujeres y todos dados con el corazón en la mano.

Quizá publiqué demasiado mi vida privada pudiendo ser blanco de ofensas y críticas...pero todo lo intentaba hacer con tanta pureza que no temía que me hicieran daño. Porque daño hace el que pude, no el que quiere. Y me daba risa aquello de que cuanto menos sepa la gente de ti, mejor. No. Para nada. Ser uno mismo es la clave para ser feliz.

Hay que ser valiente para llorar, para tener miedo y para reconocer tus errores. La valentía se las dejamos a aquellos que intentan ocultar su desesperación y sus miedos oscuros.

La muerte no es más que el paso hacia algo aunque ese algo sea la Nada. Pero es hermoso dejar aquí, en la Tierra, parte de tu esencia en la sonrisa de los que te rodeaban.

Pido perdón por las ofensas, ruego no tengáis en cuenta mis delirios, disculparme si puede juzgar mal o injustamente y absolverme de cualquier pecado carnal que puede haber cometido por mi condición de hombre.

El día que me muera os dejaré llorar si es recordando lo felices que os hacía estando a vuestro lado. No sabéis cuanto amor me llevaré allí donde me toque ir.



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